En Julio, Fabián Polosecki hubiera cumplido 52 años, y en diciembre habrán pasado 20 años de su muerte. Se lo suele ubicar como el puntapié de un estilo intimista de informes televisivos, en los que el periodista se mete los ambientes sórdidos, pero era otra cosa; el estilo nació y murió con él. Curiosamente, la anécdota cuenta que el nombre del programa iba a ser El lado oscuro, y Gerardo Sofovich le dijo que no, que se tenía que llamar El otro lado porque no había razón para pensar que lo distinto tenía que ser lúgubre. Un gran acierto del productor que tuvo un polémico paso por ATC.
El Ruso tuvo razón. Si bien la primera emisión era sobre policías y ladrones, y tuvo otras otras tantas sobre temas tales como la prostitución o el cine porno, El otro lado se abrió al mundo en todas sus formas, alegres, tristes, cariñosas, alucinadas. Todo lo que vino se quedó con la premisa básica, demagógica y sentimentaloide de los excluidos, las putas, los chorros y los que viven en la calle. No había nada oscuro en el programa, salvo el aire a policial negro que remedaba, el periodista que busca historias para escribir guiones de historietas.
Polosecki era periodista y actuaba de periodista, nunca fue un presentador. Él era parte de la puesta en escena. Gastón Pauls y Juan Castro, años más tarde, hicieron sus experiencias citando a Polo como el inspirador, pero no lograron volverse actores. Pauls era el actor famoso que se metía en una villa para conocer “historias humanas”, y los chicos se le tiraban encima para sacarse fotos con él porque era él, y Juan Castro asumió más el papel de El Periodista que le va a arrancar a la tierra alguna verdad, con un toque de aventurero en musculosa. La idea original Polosecki fue convertir lo documental en ficción, y escuchar más que hablar, preguntar con la palabra exacta, algo disfrazada, técnica que dice haber aprendido de ver a Roberto Galán en televisión. Como se ve, sus fuentes no eran los grandes discursos sino la cultura popular de chancletas y ruleros. Por eso, la producción era muy cara, eran horas y horas de sentarse y grabar, hasta encontrar la palabra justa en apenas una hora de emisión. Por eso, el otro lado podía incluir cualquier cosa que esté detrás de una puerta, y ahí salían maravillas que indagaban sobre el significado de la vaca en Argentina, adiestradores de mascotas, coleccionistas, que es ser judío, la fauna televisiva, un circo.
El formato prendió y el producto no fue un outsider, fue reconocido y hasta obtuvo dos Martín Fierro. Después de dos años exitosos, un segundo programa se llamó El visitante, que duró menos de un semestre en 1995. Acá, extremaba su labor de actor, ni siquiera era un escritor desempleado que buscaba para comer. En la presentación se escuchaba a un locutor que hablaba sobre el “síndrome del visitante inoportuno”, alguien que no se puede quedar quieto en un lugar, y Polo se hundía en alguna ubicación geográfica, a la que le dedicaba dos o tres programas, entre charlas y experiencias con vecinos. Había logrado la perfección en esa mezcla entre realidad y cuento, algo que no tiene nada que envidiarle a ningún experimento del Nuevo Cine Argentino. Es más: lo supera y ampliamente. Parecía mucho más distendido, realmente disfrutaba el contacto con los lugares a los que iba. Un año después se mató. Algunos dicen que enloqueció después de tragar tantas historias, aumentado por los problemas con su pareja. Nadie hubiera imaginado que esa cara serena escondiera algo más. Se murió y desapareció, como un personaje cuando termina la película. Es recordado, aunque sus programas no son tan fáciles de conseguir, nunca se editaron en DVD y hay fragmentos sueltos por Youtube. Mucho estudiante de comunicación y periodismo de la actualidad lo ha escuchado nombrar pero, probablemente, nunca vio nada; se sabe que fue algo importante y nada más. Hay que darse el placer de rever a Polosecki para exorcisar la realidad cruda de las redes sociales y el periodismo canchero.
2 Comments
Hola! paea sumarte a la legión que escribe sobre Polo, te dejo otro escrito. https://ymeescribesparanoica.wordpress.com/2014/11/15/fabian-polosecki-mistica-y-anarquismo/ Muchas gracias.
Gracias Roberto!